Volumen 4, Numero 112
1 de diciembre de 2004

Retrato de Paraguay

Democracia pende de un hilo

por Loren Cobb

Estimados Amigos,

Recientemente regrese de un viaje de diez días a Asunción, Paraguay, adonde temo que la democracia pende de un hilo. Todas las instituciones normales de justicia y democracia parecerían estar establecidas y funcionando en ese país, sin embargo las apariencias son engañosas. Un sabor curioso de un "doble pensamiento" Orwelliano invade esta sociedad enérgica y empresarial, ocultando hechos desagradables detrás de un delgado velo de normalidad idealizada.

Usted talvez podrá recordar a Paraguay como un pequeño país del tamaño de una semilla de maní, que se encuentra escondido en el costado sur-este de Brasil. Sin embargo, este país no es tan pequeño; de hecho es exactamente del mismo tamaño que California. Únicamente se ve pequeño debido a que Brasil es un país tan enorme, y así como la proyección del mapa Mercator hace que toda América del Sur se vea mucho mas pequeña de lo que realmente es. Igual que con todo lo demás acerca de este extraño y maravilloso país, aun las apariencias físicas no son lo que parecen ser.

Durante el siglo diecinueve, el "pequeño" Paraguay fue el país mas prospero y poderoso de toda América del Sur, respetado por sus vecinos e inmensamente orgulloso de sus fuerzas militares y económicas. Luego, en 1865 en una explosión de orgullo desmedido y ciego, Paraguay se involuncró en una guerra con los dos países mas grandes de América del Sur, Brasil y Argentina. La resultante guerra de desgaste que duro cinco años se convirtió en un verdadero holocausto para los paraguayos, cuando casi todos los hombres habían sido asesinados en batalla, las mujeres y los niños se conformaron en batallones suicidas para continuar luchando y en ese momento una epidemia de cólera asesto a la población. Para cuando eso termino, un 60% de todos los paraguayos habían muerto en la guerra, y se calcula que únicamente quedaron unos 28,000 hombres y 193,000 mujeres en todo el país. 140 años mas tarde aun existen rastros del trauma de la guerra en el psiquis de los paraguayos.

El Paraguay de la actualidad es una mezcla ecléctica de indígenas e hispanos, además de tener una gran colonia de agricultores Menonitas de linaje alemán, así como de cientos de inmigrantes brasileños, todos ávidos por encontrar oportunidades económicas en una nueva tierra. El nativo lenguaje guaraní se habla y se prefiere mucho mas casi universalmente a lo largo de todo el Paraguay, como un suplemento o alternativa al predominante lenguaje español. Este lenguaje es suave, sutil y un placer escucharlo, se usa cuando se necesitan expresar matices emocionales. La inconsútil integración del guarani en el lenguaje hablado jamás falla en confundir y sorprender a los hispano-parlantes que vienen del exterior.

En 1954 un golpe militar dirigido por Alfredo Strossner acomodo una dictadura y culto de personalidad que duró 35 años. Strossner protegió su poder al cambiar la topología del gobierno de la manera normal de jerarquía a una forma radial dentro de la cual cada servidor publico con poder en el área de toma de decisiones, se reportaba directamente a el. Todos los ministros, vice-ministros, jefes de departamentos, generales, admirales, coroneles, así como todas las personas de rango recibían ordenes directas de parte de El Dictador. El brazo político de Strossner, el Partido Colorado, ejerció casi un control total sobre el acceso a todos los niveles bajos de empleos en el gobierno. Como en la mayoría de países latino americanos, el partido en el poder se financiaba extrayendo un tributo de parte de sus funcionarios en el gobierno: los servidores públicos de Paraguay en la actualidad, continúan pagando aproximadamente el 20% de sus sueldos, directamente al partido que les nombro en sus puestos de trabajo.

El Imperio de la Ley nunca había sido excepcionalmente fuerte en Paraguay, sin embargo bajo la dictadura, fue que se erosionó el sistema judicial hasta que se había subordinado completamente al Partido Colorado. Como ha sucedido en casi cada dictadura en la historia, el sistema de justicia se convirtió en un instrumento de represión política, adonde los militares servían como el ultimo garante del régimen autoritario.

A pesar de las apariencias externas de similitud, las dictaduras varían tremendamente sobre el gobierno y la sociedad, en sus efectos a largo plazo. Unos cuantos países con suerte sobreviven sus dictaduras con la suficiente fuerza institucional y estabilidad económica para hacer una transición exitosa hacia la democracia, sin embargo, no todos tienen tanta suerte. Algunos dictadores saquean los tesoros de sus países, algunos se comprometen en guerras extranjeras sin sentido, mientras que otros desentrañan las instituciones sociales criticas de sus países. Lamentablemente para Paraguay, Alfredo Strossner cayo dentro de la tercera categoría.

Cuando finalmente en 1989 Strossner fue derrocado por otro golpe militar, el país estaba listo para experimentar con la democracia. Aparecieron en ese entonces un puñado de nuevos partidos políticos esperanzados llevándose a cabo en 1993, elecciones libres para Presidente y para el Congreso. Sin embargo, comenzó a emerger un nuevo patrón sumamente preocupante. Parecería ser el que el destino del Paraguay es sufrir constantemente de la manera mas extrema de los males sociales que contrae y en este nuevo mal, la historia no era diferente.

No teniendo poderes dictatoriales por primera vez en 35 años, los fragmentos supervivientes del Partido Colorado del Paraguay, necesitaban una forma de ganar y mantenerse en el poder político y mas especialmente en los ingresos derivados de aquellos montos del arrendamiento de puestos gubernamentales. En una democracia ideal, los congresistas representan y contestan ante la gente que les ha elegido, sin embargo en el recientemente liberado Paraguay de la década de los 90, habían fuerzas contrarrestantes que estaban trabajando. Por mandato urgente de sus partidos, los legisladores se embarcaron en un aumento dramático de empleos públicos. El tamaño de la administración publica creció al doble, desde 21 por mil habitantes hasta 44 por mil. Bajo una gran presión presupuestaria, el sistema de cuentas nacionales se desintegraron: el monto anual legislado por el Congreso por cada departamento del gobierno, se convirtió en una figura ficticia y únicamente la rama Ejecutiva sabía en realidad de cuanto se podía disponer. En la medida en que colapsaron los salarios reales y la responsabilidad financiera, de igual manera colapsaron los últimos vestigios de controles sobre las prácticas burocráticas. La mayoría de los impuestos sobre la renta recibidos por el tesoro fueron desviados de los propósitos legislados aún antes de que estos llegaran a un presupuesto departamental y los mal pagados servidores públicos aprendieron a buscar cualquier forma para suplementar sus salarios obteniendo honorarios debajo de la mesa y por medio de remuneraciones.

Con las ramas ejecutivas y legislativas totalmente comprometidas, el rama judicial era la ultima y mejor esperanza para la democracia paraguaya. Sin embargo, aquí también el legado de Stroessner nuevamente subvirtió a una institución democrática critica: el sistema judicial no había logrado la independencia de la influencia política y los fiscales ya de por si eran corruptos. Por lo tanto, los servidores públicos en todos los niveles trabajaban dentro de un clima de impunidad. Aun cuando habían sido condenados raras veces sufrían de mas que de un intervalo pacifico de arresto domiciliario.

Tomemos un paso hacia atrás en esta historia, para resumir los daños. En un tiempo eficaz y competente, la administración pública ha sido inflada en tamaño, con nombramientos cuestionables. Los salarios son tremendamente inadecuados. La responsabilidad financiera había casi desaparecido. Los legisladores reciben dineros y poder de los partidos políticos, quienes a su vez son financiados por las personas a quienes ellos nombran para los puestos en la administración publica. Indirectamente, los fiscales son controlados por los partidos políticos. En resumen, la soberanía democrática de las personas con respecto al gobierno, se ha erosionado de tal manera, que casi ha dejado de existir en cualquier sentido práctico.

No es de sorprenderse, que el público votante se queda pensando acerca de qué es tan especial la democracia.

Desde 1995, Transparencia Internacional ha estado monitoreando hasta que punto se las comunidades internacionales perciben a los países como "transparentes" (si no mas bien corruptos). En esta clasificación, Paraguay ha estado cerca de llegar al último peldaño, habiendo aparecido por primera vez en el estudio en 1998. Este año únicamente hubo cinco países clasificados como más corruptos que Paraguay: Bangladesh, Haití, Nigeria, Chad, y Myanmar (conocido anteriormente como Burma).

Una vista de Asunción, con el Río Paraguay en el fondo.

Si embargo, de alguna manera Paraguay aún puede manejarse como nación. La mortalidad infantil continua descendiendo, las tasas de alfabetismo continúan incrementando, la electricidad fluye, los autobuses siguen operando, y algunos sectores de la economía están bien. A pesar de los increíbles problemas estructurales, muchos de los individuos en el gobierno, son personas dedicadas, honradas y talentosas. Los paraguayos en sí, son personas muy emprendedores y la economía informal es una maravilla que se debe de contemplar. Debido en parte a la falta de ningún gobierno eficaz, las pequeñas y medianas empresas operan en un estado de casi total libertad. En parte como consecuencia de esta libertad, Paraguay es un centro mundial para la piratería intelectual. Esta industria ilegal, pero floreciente, le provee al mundo grandes descuentos de marcas de renombre, compitiendo mano a mano en este mercado, con lo mejor ofrecido por Asia.

Francamente, estoy sin palabras para poder caracterizar este increíble país. Parecería que no existe ningún aspecto de esta tierra y de su gente que no sea promedio e ordinario. Para cualquier cientista social, que tenga una teoría acerca de la sociedad, de la política o economía que quiera probar, les sugiero que comiencen con el caso más difícil: Paraguay. Pero hay un refran en este país: ¡Paraguay es el cementerio de todas las teorías!

A pesar de todos sus problemas, existen buenos argumentos para tener esperanza en el futuro de Paraguay. El nuevo presidente, Nicanor Duarte Frutos, es muy distinto a la mayoría de los políticos del pasado. Creció en la pobreza, se convirtió en político tarde en la vida y ha realizado el mejor comienzo a las reformas, que yo hubiese creído fuera posible. Y lo mejor de todo, existe mucho apoyo público para las reformas, tanto de parte del área rural y en la elite de Asunción. Será emocionante de observar.

Atentamente su amigo,

Loren Cobb

Traducido por Leonor M. Schoening, miembra de American Translators Association.


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