Una Historia de Riqueza y Pobreza

Porqué unas pocas naciones son ricas y muchas son pobres

por John P. Powelson
Profesor emérito de economía
Universidad de Colorado


La traducción en español fue publicada en 2006 por The Quaker Economist, Louisville, Colorado, EUA.
La edición electronica fue publicada en 2005 por The Quaker Economist, Louisville, Colorado, EUA.
La primera edición (de pasta dura) fue publicada en 1994 por The University of Michigan Press, Ann Arbor, Michigan, EUA.
Titulo de la primera edición: Centuries of Economic Endeavor: Parallel Paths in Japan and Europe and their Contrast with the Third World.

Dedicación

Para Cynthia

Adorada hija, 1955-92

y para Robin, Judy, Ken, Carolyn, Larry, y Tim

con quienes ella compartió su vida y su amor


Prólogo para la edición electronica

por Loren Cobb

El trabajo que tienen ante ustedes es la gran obra de Jack Powelson, y es el resultado de catorce años de intensas investigaciones en el campo académico con respecto a la historia milenaria sobre el desarrollo económico y político en cinco continentes.  Cuando éste fue publicado originalmente en 1994 en forma impresa, recibió excelentes críticas. Para poder llegar hasta los estudiantes y eruditos a nivel mundial, en el año 2005 Jack acordó publicar esta versión electrónica sin costo alguno, la cual ya se encuentra en la red mundial electrónica. En el año 2006, dicha publicación aparecerá de manera electrónica, traducida al idioma español.

El alcance geográfico y temporal de las investigaciones históricas en este volumen es enorme: la historia de la interacción sobre los cambios políticos y económicos en la forma de cómo ocurrieron en Japón, Europa, África, India, China, Rusia, México y en América Central, Sur América y el Medio Oriente. Además, hay un capítulo separado el cual está dedicado a un análisis de la ley como institución del crecimiento económico, y otro acerca de las posibilidades para el desarrollo durante el siglo veintiuno.

Tengo la esperanza de que futuros eruditos en economía y ciencias políticas en una extensa variedad de estudios históricos comparativos, recurrirán a esta obra como punto de partida. Las investigaciones de Jack Powelson se podrían utilizar para iniciar una historia comparativa sobre instituciones políticas y su influencia con respecto al desarrollo económico, o una historia comparativa del comercio o de movimientos para las reformas de sistemas políticos y tenencia de tierras. Las posibilidades aquí son ilimitadas.

El principal interés de Jack Powelson y el tema que vincula los capítulos dentro de un todo, es la visible evolución de las relaciones de poder entre todas las instituciones de la sociedad. La explicación fundamental del desarrollo económico – expresa Powelson – no está en los factores económicos, tales como la tierra, mano de obra y capital, ni siquiera en las fuerzas sociales tales como la educación, religión y capacidad emprendedora. En lugar de ello todos estos serán agregados cuando la mayoría de las personas aprendan, igual que aprendieron los japoneses y los del nor-oeste de Europa que es buen negocio ser justo y considerado hacia los vecinos; solucionar disputas de manera pacífica; ser responsables por el uso eficiente de los recursos; y respetar los modos de comportamiento – instituciones – que han sido negociados y acordados por las partes interesadas.

Ya en los siglos XII y XIII más que en otras regiones, se formaron muchos grupos de interés económicos empresariales en el nor-oeste de Europa y en Japón. En un principio, incluían gremiales, iglesias, asambleas de pueblos, y ejércitos. A lo largo de los siglos, se agregaron partidos políticos, sindicatos de trabajadores, sindicatos de agricultores, cooperativas de consumidores, lobbies para industrias y más. Cada grupo de interés poseía su propia estructura, por medio de la cual podía negociar como bloque con otros grupos de interés. Una sociedad compuesta de muchos grupos de interés corporativos en este libro se reconocerá como una sociedad pluralista. Posteriormente surgieron otros tipos de pluralismo – tales como muchos sistemas educativos, religiones y grupos étnicos.  Los grupos de interés empresariales existían en otras partes del mundo; sin embargo, no formaban la masa crítica necesaria para el desarrollo del poder y la economía.

Dentro de la formulación de Jack Powelson, el poder significa la capacidad de influir o dirigir el comportamiento de otros. El poder es un bien económico, ya sea un bien capital como maquinaria (capaz de rendir otros productos para su dueño), o un bien consumible (que se disfruta por su propia naturaleza). Los costos pueden ser monetarios, sin embargo, también pueden estar en otros sacrificios, tales como el número de conciudadanos muertos en guerra. El poder se puede comercializar por dinero y por otros bienes y uno puede tener más o menos poder. Por lo tanto, el poder comparte el principal atributo de otros bienes y servicios económicos.

Tanto en Japón como en el nor-oeste de Europa, los métodos, reglas e instrumentos de políticas e intercambios fueron modelados inicialmente por grupos corporativos poderosos que poseían intereses en común. El dinero y la banca, las leyes comerciales, reglas del mercado, empresas, burocracias gubernamentales y finalmente la democracia parlamentaria se crearon de esta manera. Además, en Japón y en el nor-oeste de Europa, así como descendientes culturales de estos últimos, las instituciones de desarrollo económico mantienen su posición a través de un balance de poder entre grupos de interés, los cuales han creado una sociedad vinculante.  Las instituciones se entrelazan entre sí como piezas de un rompecabezas, y ninguno de ellos puede ser desplazados sin que toda la sociedad se desmorone. Los grupos con predominio sobre el poder tienen intereses creados en muchas de las instituciones, por lo tanto ellos impiden este desmoronamiento.

En la medida en que la nobleza, los reyes o las iglesias competían entre sí en el nor-oeste de Europa y en Japón, de esa manera se aliaban los grupos de campesinos con cualquiera de los bandos, exigiendo mayor poder o libertad, si su bando o lado ganaba. Si su bando perdía, aguardarían el momento oportuno hasta la siguiente ocasión. Estos acuerdos se conocen como alianzas verticales, a lo largo de todos los grupos sociales. El proceso de difusión del poder consiste  en una repetición de instancias de alianzas verticales con apalancamiento, cientos y miles de veces a través de los siglos, adonde el poder se hace más y más balanceado cada vez. "Más balanceado " significa que los grupos de niveles bajos ganaron en su capacidad de frustrar (o promover) las metas de los grupos en los niveles altos. En ninguna sociedad es que este proceso ha llevado a un completo balance del poder, como tampoco nadie sabría exactamente que podría significar  "completo".

Hasta los tiempos medioevales, el poder a nivel mundial, se encontraba centralizado dentro de unas pocas élites, en formas similares a las que se encuentran en la actualidad en áreas menos desarrolladas. Sin embargo, a lo largo del tiempo en el nor-oeste de Europa y en Japón se difundió entre más personas y grupos organizados. La pregunta que ha de hacerse no es porqué el poder aún se encuentra centralizado en áreas menos desarrolladas sino que porqué está menos centralizado en la actualidad en las áreas más desarrolladas.  

La difusión del poder en Japón y en el nor-oeste de Europa se inició de manera muy similar, y continuó siendo similar durante aproximadamente siete siglos. En este libro, Jack Powelson mostrará ejemplos de cómo fue que ambas sociedades desarrollaron un balance de poder cada vez mayor entre los grupos de interés económico y cómo fue que este balance condujo hacia las instituciones que eran equitativas y además promovían el crecimiento. La difusión del poder también fomentó las actitudes económicas de tipo liberal junto con la democracia parlamentaria, una propiedad generalizada de activos y tomas de decisiones descentralizadas.  Estas fueron las que condujeron hacia un desarrollo económico duradero.

Loren Cobb, PhD.
Editor, The Quaker Economist
Louisville, Colorado
Diciembre del 2005.

Nota: Una buena parte del anterior resumen apareció a principios del año 2005 en The Quaker Economist, vol. 5, #119. — LC


Prólogo para la primera edición

Este libro resume, pero espero que no termine con mi carrera de cuarenta años la cual he dedicado al estudio, a enseñar, disertar y asesorar acerca del desarrollo económico en universidades, gobiernos y agencias internacionales en los Estados Unidos y en treinta y cinco países en Asia, África y América Latina.

Hace veinte años decidí que el entendimiento sobre el desarrollo económico se encontraba tanto en la historia como en la economía. La resultante incursión en la historia me obligó a hacer una observación que no quería encontrar, es decir:

  • En la búsqueda por alzar grandes cantidades del estado de pobreza a nivel mundial – conocida como “desarrollo económico” – todo lo que yo estaba proponiéndole a los gobiernos ya había sido recomendado durante muchos siglos:  reforma agraria, comercio liberal, moneda estable, tasas de cambio realistas, moneda estable,  aplicación de contratos, inversión pública adecuada, privatización de empresas, defensa de los derechos de propiedad e integración económica.   Sin embargo, durante muchos siglos en la mayor parte del mundo, estas órdenes no habían sido adoptadas, o si habían sido adoptadas, no habían durando mucho tiempo en su aplicación.
  • Me preguntaba ¿porqué la era actual tenía que ser diferente? ¿Por qué esperamos que Europa del este y el Tercer Mundo implementen reformas a instancias de consultores como yo, o como el Fondo Monetario Internacional, cuando la mayoría de los países en Asia, África y el Medio Oriente no adoptarían estas mismas reformas a pesar de las continuas peticiones de parte de gobiernos europeos en siglos anteriores? 
  • Sin embargo, algunas áreas en el mundo han tenido éxito en el desarrollo económico.  ¿Qué los distingue a ellos? ¿Bajo qué condiciones puedan o no las reformas modernas convertirse en la forma de operar en el futuro en Europa del este y en el Tercer Mundo?
Este libro aborda todas estas preguntas.

Reconocimientos

Estoy en deuda con Wallis Bolz, Clarence Boonstra, Kenneth Boulding (ya fallecido), Murray Bryce, Joseph Clawson, Martin Cobin, Colin Day, Ragaei el Mallakh (ya fallecido), Barbara Engel, Steven Epstein, Ray Evans, Herbert Fraser, Jenny Gibson, Patricia Gilmore, Grace Goodell, Elizabeth Herr, Bruce Herrick, Lewis Hoskins, Jerry Jenkins, Tim Kasser, Charles Kindleberger, Russell Kirk (ya fallecido), Joyce Lebra, Donald Marsh, Philip Mounts, David Murdock, Mark Perlman, Barry Poulson, Gerald Sazama, William Shropshire, Niles Utlaut, J.D. Von Pischke, y James Wescoat por sus consejos y ayuda.

Mi esposa (Robin) e hijos (Cynthia, Judith, Kenneth, Carolyn, y Lawrence) todos leyeron partes del manuscrito y me ofrecieron comentarios muy útiles. Cynthia falleció de cáncer mientras el manuscrito aún estaba siendo evaluado. Una de sus últimas preguntas fue ¿"Y Michigan ya aceptó el libro"?

Norma Price y Louise Dudley, editores profesionales no empleados por la Imprenta, leyeron todo el manuscrito y ofrecieron algunas sugerencias excelentes acerca de la presentación y estilo. Debra Armour ayudó con la organización de las notas y con el trabajo secretarial.  El personal de la Imprenta de la Universidad de Michigan ayudó muchísimo en la preparación final del manuscrito y pruebas de páginas, nombrando especialmente a Laurie Ham, Michael Kehoe, Lorrie Lejeune, y Christina Milton.

Debido a que escribí todo mi libro en mi computadora personal, usando un impresor de tipo láser, cualquier error, ya sea de hecho, motivo o tipográfico son de mi entera responsabilidad, desde escribir el manuscrito original hasta la preparación de las copias fotográficas de las pruebas de páginas.

También deseo darle un reconocimiento a las Fundaciones Earhart and Wilbur Foundations por su ayuda.


Lenguaje

Lenguaje no-sexista ("él o ella") fue utilizado a menos que fuera ampuloso, no-gramático o indefinido. En deferencia hacia los lectores no-cristianos, se ha utilizado AEC (Antes de la Era Común) y EC (Era Común) en lugar de haber utilizado aC y dC, respectivamente. Las palabras "Liberal" y "liberalismo" han sido usadas en sus sentidos originales, implicando libertad del comercio, pensamiento, política y otros, y no en el sentido más reciente de "progresista."